martes, mayo 21, 2013

De ciertas cosas que aún no quiero robar...

Y pase una eternidad simple observando y midiendo las opciones y en un pequeño arrebato de avaricia casi quise robar el universo, como si fuera tan solo con un guiño… como si en un delicado crepúsculo lo pudiera arrebatar de su lugar hasta situarlo a mi lado…

Lo pensé mejor después de mirar mis ojos en ese reflejo ingrato, sopesando de nuevo el tamaño del universo en mi mano consensuando su delicada esencia casi infinita… pero vi el resplandor del sol y su brillo peculiar y hasta extendí mis brazos a él para arrebatárselo al cielo sin ningún miramiento, pero sería vano pues aun mi reflejo desaparecería junto a tanta luz…

No quise la Luna, lagrima plateada sobre el estanque negro de la noche, juntando su sublime resplandor poco a poco en mi mirada, concentrando poco a poco ese beso delicado de su frío fulgor… entre la inmensidad del universo… el brillo incomparable del sol… o la fría luz de la Luna, lo único que quiero robar es tu mirada…

Me pierdo sin querer en la inmensidad de tus ojos, sin poder entender que fuerza me atrae hacia ellos… como acaso cuando intente arrebatar el universo apareció tu faz y sin esperarlo si quiera desistí de tener el universo por encontrar en tus ojos algo mas grande aún…

Sin pensarlo si quiera no quise la luz del sol ni siquiera en mi espejo, por qué el único reflejo que quiero es verme en tus ojos cuando te ves en los míos, cuando se ilumina mi rostro con tu cálido resplandor… extender tan solo mis brazos hacia ti hasta fundirnos en un resplandor etéreo que no seas tú ni yo… los dos…

Únicas lágrimas plateadas que se pierden en el negro resplandor de tu cabello, cuando te recuestas en mi pecho que te cuentan de toda la felicidad líquida que se escapa de mi rostro, hasta convertirse en gotas de deseo que rodaran en tus hombros que te dirán que no necesito el universo o el sol o la pálida luz de la luna si tan solo me puedo robar tu mirada…