Entre la información y el capitalismo

Como una pequeña anécdota que nos contaron cuando éramos becarios en PEMEX, resulta que su política SSPA, había sido comprada a DUPONT por un alto precio. Sin embargo, la política desarrollada por DUPONT tiene su base en las normas OHSAS, basadas en la ISO 9000 y 14000, las cuales son gratuitas. 

En esta era de la información prácticamente cualquier conocimiento que ha desarrollado la humanidad se encuentra disponible y medianamente accesible para todo aquel que tenga acceso a internet y la iniciativa por aprender algo, mayormente sin costo alguno. Ahora si vamos un poco más allá, una reparación en el hogar, lavar la ropa, limpiar la casa, se pueden lograr con las ganas de hacerlo sin tener que pagar por ello. 

Por nuestro sistema capitalista podemos acceder a los mismos servicios pagando un costo, podemos contratar a quien haga la limpieza, la comida, repare una fuga, lave nuestra ropa y nos enseñe desde Matemáticas hasta Dirección Estratégica (que en una universidad de paga y prestigio cuesta más de cien mil pesos mexicanos, por poner un ejemplo). Gracias al sistema accedemos a más servicios y más información por facilitadores que cobran de acuerdo a lo que el mercado considera que valen. 

La diferencia entre tener algo “gratis” o pagar su “costo” estriba principalmente en quien realice la acción, puedo aprender tablas de multiplicar yendo a una biblioteca y leyendo un libro, o bien, pagar a un profesor porque me lea el libro. El punto es quien realiza la acción obtiene una remuneración de la magnitud que sea acordada entre el mercado, el adquiriente y el prestador de servicios (o vendedor de productos). 

Está de moda (al menos en mi FB) que aparezcan muchos anuncios de quienes venden cursos, certificaciones, “secretos” para ser millonarios o tener la libertad financiera. Y se encuentran las personas que tanto defienden este mercado y los opositores acérrimos del mismo. Este mismo conocimiento se puede adquirir gratis o casi (a precio de best seller, alrededor de 300MXN), la diferencia es que hay personas con iniciativa para aprender, buscar y obtener la información, y personas que tienen el dinero en el momento en que le ofrecen algo y prefiere comprarlo y no esforzarse leyendo (en este caso) algún libro o artículo en la red gratuito. 

Si es una “estafa” o estos “gurús” venden caro algo que realmente “no sirve” o es “gratis”, me parece al menos inexacto y un razonamiento precipitado. El leer o comprar un curso de libertad financiera, no te hará libre financieramente. Las acciones que emprendas a raíz de aprender algo que pocas escuelas a nivel básico y medio superior enseñan (aun a niveles más avanzados), es lo que te hará libre financieramente, es más, tomar acción continua y constante con un objetivo claro y definido (aunque no tengas la educación “suficiente”) es lo que te traerá el resultado que has elegido obtener. 

Quejarte y criticar estos “sistemas de aprendizaje”, “secretos de riqueza” y a los autores de estos Best Sellers y llamarlos estafa, te lo paso gratis, tampoco te hará libre financieramente, quizá solo desaliente a quienes de pronto les nace el deseo de hacer y aprender algo diferente. Algo que he aprendido este último año, es que las connotaciones negativas, en su debido contexto, no suman o aportan nada a quienes las escuchan (o tienen entre sus amigos apreciados de FB a personas que de pronto se comportan negativamente). Es mejor hablar de manera coherente, reflexiva y objetiva, sobre la base de la propia experiencia, identificando claramente las razones por las cuales, el seminario del siglo no te ayudo (o el modelo alternativo de negocio), podrías sorprenderte de los resultados de la introspección que llegues a realizar, bajo el supuesto que ni lo sabes ni lo has hecho todo y no posees la verdad absoluta. 

Cabe mencionar que esta es solo una opinión y no necesariamente es la verdad absoluta, y como cualquier persona receptiva y abierta al dialogo, estoy dispuesto a debatir este punto de vista y enriquecerlo con el punto de vista de personas que también estén abiertas a enriquecer el suyo propio, sin descalificaciones, insultos o formas más bajas de comunicación.