domingo, marzo 21, 2021

Y todo empezó viendo unos tuits...

 Ya no podía dormir, a pesar de que es domingo por la mañana y mi alarma estaba apagada, mi espalda ya no estaba de acuerdo en continuar acostado y desperté más temprano que de costumbre, supongo que ayudó el que ayer me hubiera acostado temprano también.

Después de checar mi videojuego en el cel (si ya sé que le dedico demasiado tiempo) y estudiar italiano y practicar un poco de portugués, me puse a revisar twitter (ya saben hay que distraerse) y entonces vi algo que llamó mi atención, unos tuits de una pareja que se veía que la pasaban súper bien y compartiendo muchos momentos lindos, entonces me puse a pensar...

Que quiero una pareja, y no sé si ustedes tienen a esa voz en su mente que se la pasa contradiciéndolos o aconsejándoles, pues yo si, y fue cuando esa voz me decía "y para que quieres una pareja?" y me puse a establecer que no tenía una estrategia clara para conseguir una pareja, pero esa voz seguía diciendo "el problema no es que no tengas la estrategia, es que no sabes para que quieres tener una pareja", y efectivamente, no sé si quiero una pareja para que nos la pasemos posteando nuestra felicidad en twitter (definitivamente no lo haría, eso de publicar relaciones en redes sociales no me gusta nada) y tampoco para simplemente pasar el tiempo...

Me puse a pensar en la idealidad que para mí sería tener una pareja, lo que me gustaría que compartiéramos, la complicidad, la construcción de objetivos en común, todas las cosas que a la mayoría de la gente ya le dan flojera, al parecer (o quizá no he segmentado bien el mercado) muchas personas solo buscan sexo o transferir la responsabilidad de su felicidad a la otra persona, creando relaciones o muy vacías o muy codependientes y que terminan en que ya nadie quiere vivir el proceso de tener una relación bien (lo que sea que eso signifique).

El gran quid de la cuestión está justo en pensar en los objetivos, en el 'para qué' de las cosas, porque de pronto tenemos tantos y tantos deseos, literal son como un pozo sin fondo, que por más que obtengamos siempre queremos más y en ocasiones terminamos tomando decisiones en base a ellos y nos dejamos llevar para satisfacer esa hambre insaciable de obtenerlos y la momentánea sensación de dicha al materializarlos para después caer de nuevo en la vorágine de ir a por más.

Sin detenernos a pensar y ¿para qué lo quiero? Porque que haría si tuviera una pareja, quizá comenzaría a verter mis sueños frustrados en altas expectativas para poder transformar a esa pobre persona en la imagen idealizada de mi ser, y eso (aunque seguro sería un gran avance para la otra persona) justamente violaría mi idea de que se debe amar incondicionalmente y aceptar a la otra persona tal como es y si se elige a alguien para compartir todo pues es para ello, para enriquecer la experiencia de la vida y hacerla más linda al lado de alguien con quien se puede ser cómplice en muchas cosas, donde se puede encontrar apoyo mutuo para cumplir sueños, no es terapia psicológica gratis ni alguien que te tiene que soportar o servir, es un intercambio mutuo de ideas, compromisos, metas, afecto y amor incondicional.

Pero más allá de mi teoría de como se debe empezar una relación amorosa, que todas aquellas personas que se han acercado a mí con esas intenciones han tenido que escucharla, no solo se trata de relaciones, sino de decisiones personales y profesionales, de 'para qué' realmente queremos algo, de darle verdadero sentido y propósito a aquello que de pronto pasa por nuestra mente. Finalmente obtener lo que queremos (dinero, pareja, habilidades, nuevos trabajos, el éxito) es solo un proceso relativamente sencillo, no he dicho fácil, pero descansa en principios muy poderosos que solo teniendo una mediana determinación pueden lograrse en relativamente poco tiempo (lo del dinero es mucho más fácil si lo vemos así) y entonces no es tanto como llegar a obtener nuestros deseos sino una vez que los obtengamos que realmente vamos a hacer con ello y cuando lo hagamos que vamos a hacer y así sucesivamente, hasta llegar al corazón de las cosas y entonces llega la iluminación de saber si en nuestra vida necesitamos eso o simplemente se nos ocurrió para pasar el rato.

Justo en estos momentos, donde pienso que podría sacar todo un libro de lo que ya he compartido en este post, estoy pasando por un momento muy particular en mi vida, he podido hacer una pausa y preguntarme acerca de mi trabajo, de mis planes, de aquello que si quiero y de otras cosas que veo que en verdad no hacen falta en mi vida. Son tiempos de reflexión, de entenderme ahora que no puedo simplemente salir corriendo o entregarme al ocio sin sentido, a poder hacerme las preguntas adecuadas para clarificar más mis pensamientos, a eliminar toda la paja que de pronto se acumula en la mente, como me diría un amigo, a respirar, a ver otras perspectivas, fijar un rumbo, decidir cual es el primer paso y comenzar a andar.

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