lunes, marzo 28, 2022

Eso que tu psicólogo no quiere que leas

ADVERTENCIA DE CONTENIDO DELICADO: Lo que escribiré en esta ocasión no pretende ser verdad absoluta, sino retratar una experiencia personal que para aquellas mentes listas para otro punto de vista les puede resultar de suma utilidad.

A principios de 2018 todo parecía ir viento en popa, un negocio boyante, estabilidad emocional y un equipo de personas comprometidas con hacer que las cosas sucedieran, estaban las piezas listas para un éxito rotundo y sin precedentes ¿Qué podría salir mal? Pues lo que te puedas imaginar sucedió. A finales de 2020 el sueño parecía muerto y las acciones desesperadas y de emergencia solo nos permitían sobrevivir y aún así todavía en marzo y abril de 2021 de nuevo todo se vio amenazado.

Después de una operación que vino a abonar aún más presión económica y deshacer la lenta recuperación que había estado teniendo, se suma el perder ese empleo que hacía de salvavidas, la estabilidad emocional se fue por la borda y todo se volvía oscuro y frío.

El transcurso del tiempo y la necesidad de cambio nos llevó a buscar nuevos horizontes, tomar nuevas oportunidades y decisiones que dibujaban un futuro sumamente brillante en 2022 y déjame decirte que ocurrió.

Cambio de hogar, enfoque en un proyecto enorme, cambio de actividades y adaptación a una nueva vida. Todo esto llegó a representar muchísimos retos, un desequilibrio enorme y replantear el plan de 3 años a principios de 2021 y entonces llegó una especie de depresión...

Varias semanas de silencio, de desavenencias y conflictos emocionales, sentirme solo, que las cosas no iban bien, que todo el proyecto de vida tambaleaba y llegar a pensar en alternativas fáciles para escapar definitivamente de esta realidad. Como todo aquello que iluminaba el horizonte se convertía en la bola de fuego a punto de extinguirme y camino al abismo algo cambió...

¿Qué era aquello que sí tenía? ¿Dónde estaba realmente? ¿Estaba en la peor etapa de mi vida? Tenía que detenerme, a mi alrededor estaban las voces que me felicitaban por los cambios por el rumbo que estaba tomando. Necesitaba un respiro y preguntarme lo que ha iniciado este párrafo, porque aunque con todos los retos y peligros actuales, aun con algunos desastres cotidianos había cosas interesantes que había dejado de ver.

Porque finalmente me seguía teniendo a mí, con más conocimiento y experiencia que en el pasado, con un apoyo incondicional, con un entorno nuevo y todas las herramientas a mi disposición. Viendo en retrospectiva había estado peor, hace 12 años la amenaza era mucho más real y ahí si no tenía casi nada para recuperarme, y entonces porque me sentía tan mal, porque me estaba consumiendo día a día, sin poder ver la luz.

Mi enfoque y perspectiva estaba en lo que me dolía, en aquello que no tenía, estaba haciendo más grandes los problemas a mi alrededor y agotando mis fuentes de energía interna. La decisión era simple, seguir entristeciéndome más y más y caer en una espiral de donde quien sabe cuando me podría recuperar o cambiar mis pensamientos y mi enfoque, el tener una perspectiva diferente.

Modo observador, como se vería mi vida si la viera desde afuera, y entonces empecé a ver que estoy en un gran lugar, que soy sumamente bendecido con mis relaciones, con mis herramientas de trabajo, con grandes personas enseñándome y quienes confían en mí, y más alternativas de las que mucha gente a mi alrededor tiene. En suma mi vida va bien y si siento que el camino es cuesta arriba es porque va mejorando, va hacia la cima.

El conflicto en mi mente y que movía mis emociones, aunque sumamente real, también es real que hay tantas cosas buenas (quizá más) que las cosas malas, que eso es normal, no conozco a nadie en absoluto que solo tenga cosas buenas y ninguna mala ni a nadie que todo le sea malo y nada bueno (ya con estar vivos es una ventaja interesante), entonces así como no veo la razón para estar eufórico y saltando en arcoíris todo el tiempo, tampoco para estar triste y deprimido y arrinconándome en la oscuridad.

El desequilibrio emocional vive en aquello que elijo ver, y eso es lo más importante que yo lo elijo, la vida nos da todos los días razones para ser felices y para estar tristes, momentos complicados y que duelen y momentos sumamente satisfactorios y que dan placer. El dilema no es solo elegir un bando u otro, sino aceptar que hay blanco y negro, subidas y bajadas y que siempre existirá el contrario por más bello o feo que pueda ser el panorama.

¿Qué esperaba de sentirme mal y en oscuridad? ¿Sólo quería estar quieto y no moverme? ¿Quería solo esperar a ser salvado? ¿Qué era cansancio o apatía?

No lo sé, lo que sé ahora es que no tengo porque sentirme mal, puedo ver el reto, puedo ver el dolor, aceptar los errores que he cometido y entonces, usar lo que tengo para superar los retos, atención a lo que duele y como hacer que sane y cada día poner lo mejor de mi inteligencia y de mis recursos en conseguir los siguientes aciertos y hacer que sean más de los errores y ver que cada error tiene una valiosa lección que me hará crecer y equivocarme mejor en el futuro.

Te entiendo, quizá este momento se vea complicado, difícil y muchas veces desesperanzador, pero es tu enfoque y tu perspectiva lo que le dará significado, solo date un respiro, pregúntate acerca de lo importante, de quien eres en realidad, de que tienes para salir adelante, te aseguro que ya lo has hecho solo debes recordar que eres capaz y que quizá las cosas no son tan malas como crees.

¿Qué eliges?

No hay comentarios.: