Las últimas noticias indican que la caída de los servicios de Facebook, Instagram y Whatsapp continúa y que esto supone un momento crítico para la reputación de la compañía.
Como buen marketero siempre había querido usar un título sensacionalista para establecer como reaccionamos ante aquello que nos llama la atención. Han estado llegando cientos de correos de mentores que hacen un gran marketing y hasta las notificaciones de varias apps en mi celular llaman la atención hacia la caída de Whatsapp y Facebook.
Varios de mis amigos ya han descargado Telegram o alguna otra aplicación para intentar mantener la conexión a través de mensajería instantánea y no dejo de pensar hasta que grado somos tecnológicamente dependientes y tan impacientes en esta época.
Imagínense un apagón mundial, si de pronto todos dejáramos de tener energía eléctrica que pasaría. Cuando hace algunas generaciones atrás el mundo se movía sin electricidad, viajes en avión ni redes sociales. Me decía mi socio que había memes acerca de volver a hablar con otros seres humanos.
Finalmente creo que es bastante sano el desconectarse, el darse una pausa y respirar del sinfín de notificaciones, mensajes, información que nos llegaba (desde hace unas horas está todo muy tranquilo), volver a enfocarnos en lo importante, no solo aquello que nos llama la atención, que nos distrae de las cosas verdaderamente trascendentes.
Obvio no será el fin de Facebook, aunque tantas horas de caída parezcan el fin del mundo, seguimos teniendo la imperante necesidad de 'ver' lo que los demás creen que será interesante y de "relajarnos" en el ocio y en lo que los demás tienen a bien compartir. Solo es un buen momento para cuestionarse ¿de verdad las redes sociales son tan importantes?
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