Para poner o quitar límites solo hace falta una decisión consciente. Y tomar decisiones conscientes es un acto de amor.
Varias de mis clases en vivo comenzaron planteando la dicotomía de que las personas podemos vivir por miedo o vivir por amor y de acuerdo a como actuamos y decidimos hacemos evidente lo que nos motiva.
Por supuesto que lo ideal es vivir desde el amor, porque nos mueve algo mucho más grande y poderoso que el miedo y podemos ir por la vida construyendo y creando más que si nos movemos por miedo y simplemente escondiéndonos y dejando de explotar nuestro potencial.
Hoy aprendí que definitivamente los límites son super importantes que demuestran cuanto amor estamos poniendo en práctica, primero hacía nosotros mismos y por extensión a quienes nos rodean, nos ven, nos siguen.
Quité el límite de invertir mucho más en mí, de apostar fuerte por mí mismo, de atreverme a salir de mi zona de confort pero en serio y así poder crecer mucho más y aprovechar todo el potencial que no he usado. Y también puse un límite acerca de oportunidades de riesgo que realmente no valen la pena, que solo me drenan recursos y que finalmente más allá de un beneficio momentáneo no me dejaría nada y al contrario podría hacerme perder mucho.
No es que sea nada fácil, pero elegimos hacer lo correcto y aunque duela, poder poner los límites adecuados y liberar aquellos que nos hacen permanecer pequeños es uno de los grandes actos de amor que nos podemos dar.
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