viernes, noviembre 06, 2020

Al filo de la navaja

Hoy definitivamente logré una proeza que aunque su impacto solo quedará en la mente de pocas personas, o quizá solo en la mía, puede que solo en estas letras, me dejó bastante sorprendido, una prueba fehaciente de que a veces soy demasiado preciso en el cálculo del tiempo y que puedo manejar niveles de presión extrema de forma muy estoica.

Faltando un segundo, literal me sentí Tom Cruise en Misión Imposible, terminé y subí unos archivos para una licitación, y justo después de ello se cerró, la adrenalina en la sala estaba a tope, mi corazón latía demasiado rápido, sentía el sudor en la frente y además algunos ya se habían dado por vencidos pero aún así mantuve la calma, hice lo que tenía que hacer y en el último milisegundo se cumplió el objetivo.

Ahora no sé si todo fue hecho a propósito si algún mecanismo que no alcanzó a entender en mi mente lo provocó pero no podía simplemente hacer algo que cualquiera hiciera lo tenía que hacer de manera que no se pudiera olvidar, al menos no fácilmente, ahora solo queda esperar a ganar el concurso, si así fuere se convertirá en leyenda.

Cuantas veces no vivimos así justo en el límite de las cosas, justo al extremo, pisando terrenos pantanosos, inventándonos historias inverosímiles, a veces creo que toda la complejidad de la vida solo vive en esa parte de la mente que trata de mantenerlo interesante, porque al final la existencia simple puede llegar a ser bastante aburrida.

Por lo menos sé que yo lo mantengo interesante, porque que sería de la vida sino la arriesgáramos a diario.

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