Al final de un día de clases una maestra llega a su hogar a contarle a su esposo algo que la conmovió profundamente. Ella pidió a los niños que elaborarán un ensayo acerca de lo que le pedirían a Dios convertirse. Compartió con su esposo el ensayo que más movió su corazón, en el decía:
"Querido Dios, no quiero pedirte algo grandioso ni extraordinario, solo que me permitas convertirme en la televisión. De esa forma tendría un lugar privilegiado en casa y toda la familia se reuniría a verme. Todos me observarían, me pondrían atención, escucharían lo que digo sin interrupciones y sin cuestionamientos. Si fuera la televisión, papá vendría a mí aun cuando esté cansado o haya pasado un mal día en el trabajo, mamá estaría ahí aunque se sintiera triste. Si tan solo pudieras concederme ser la televisión, te prometo que todos pasarían ratos muy entretenidos conmigo".
El esposo inmediatamente dijo: "vaya que horrible familia debe tener ese niño para escribir un ensayo así", a lo que la maestra respondió que se trataba de uno de sus hijos.
¿Tú que le pedirías a Dios convertirte? ¿Quizá en el teléfono de tu pareja? ¿En la misma televisión? ¿En la pantalla de la computadora de alguno de tus seres queridos? Vivimos en una época con tantos distractores y cosas que llaman nuestra atención, que en ocasiones dejamos de lado lo más importante, que es crear relaciones de valor con los que nos rodean, con nuestra familia y seres queridos.
También funciona en el otro sentido, si los que te aman pidieran convertirse en algo para tener más tu atención o tiempo, ¿en qué preferirían convertirse?
1 comentario:
Yo veo que algunos padres pasean con sus niños pero le dan prioridad al teléfono, soy médico veterinario y veo que lo mismo hacen con sus perros, mientras caminan con ellos van chateando. Sería hermoso ver qué las personas adquieran la conciencia y el hábito de tener atención plena en el niño, perro o pareja o acompañante. : )
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