Un día el padre de una familia muy rica decidió llevar a su hijo al campo para mostrarle como los menos favorecidos vivían para enseñarle a valorar todas las cosas buenas con las que ellos contaban.
El joven y su padre fueron a una granja donde vivía una familia muy pobre. Estuvieron varios días con ellos ayudando y realizando tareas relacionadas con cultivar sus alimentos y cuidar su tierra.
De regreso el padre preguntó a su hijo que cosas había aprendido de esa experiencia. El hijo respondió emocionado que había sido una de las mejores experiencias de su vida por pasar el tiempo con una familia tan favorecida.
Confundido el padre preguntó a que se refería, a lo cual el joven le dijo: "Nosotros tenemos solo un perro, pero ellos tienen 4 y además gallinas. Tenemos 4 personas en nuestra familia pero ellos son 12 y son muchos para poder jugar. Mientras nosotros tenemos una piscina, ellos tienen un río corriendo por su propiedad que es infinito, tenemos lámparas para ver en la noche y ellos tienen el cielo abierto y las estrellas para admirarlas y tener luz. Tenemos un patio mientras ellos tienen el amplio horizonte para disfrutar y un campo interminable para correr, tenemos que ir al supermercado para comprar la comida mientras ellos pueden producirla por sí mismos. Nuestros altos muros protegen lo que tenemos pero ellos no las necesitan porque sus amigos los protegen."
El padre se quedó sin palabras, a lo que su hijo añadió: "Ellos son tan afortunados, gracias papá por mostrarme como la gente rica vive."
Esta historia puede mostrarnos como a veces confundimos la verdadera riqueza y plenitud con la cantidad de posesiones que tenemos, mientras la verdadera fortuna es tener salud, estar vivos y compartir con las personas que amamos, debemos darnos un tiempo para reflexionar acerca de toda la abundancia que está ya en nuestras vidas y saber cuan afortunados somos.
Gracias por estar en mi vida, gracias por darme tanto, gracias por ser parte de la riqueza de la vida.
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