Todo sucedió demasiado rápido, golpe tras golpe la vida demostró que no iba a dar tregua y cosas que pasaban una tras otra iban menguando mis fuerzas y restando la luz necesaria para poder seguir y avanzar. Sin embargo, justo como es la inercia de la vida, el continuar es la constante, a pesar de la oscuridad, de los obstáculos, de caer y de que caigan cosas, mientras sigamos en el camino, solo queda seguir andando.
Pero así tal cual comienza la tempestad con sus oleadas gigantes, los rayos y truenos, la incesante lluvia, en un punto cesó. La oscuridad más profunda de la noche se detuvo y entonces comenzó el amanecer, las terribles nubes de lluvia comenzaron a disiparse y el nivel del agua a bajar y estar en calma.
Después de varios días desperté, el sol brillaba, alguien, varios alguienes, me tendían la mano, la tierra tenía nuevos brotes y me sentía extrañamente descansado, había recobrado fuerzas, recobré el aliento y me di cuenta de cuanto tenía alrededor, de cosas que había cubierto y la gran tormenta había limpiado y expuesto.
Esa muerte ya había pasado, la luz disipó la oscuridad y ahora veía claramente quienes estaban a mi lado, como no había perdido lo verdaderamente importante y soy ahora consciente, por estar a punto de perderlo, de lo más valioso que tengo y con nuevos ojos observar una nueva faceta de mi vida.
Llegó el sueño, justo ahora, todo lo que siempre quise, en un abrir y cerrar de ojos no se desvanecieron los problemas, simplemente me di cuenta de que tengo todas las soluciones, y justo después de la oscuridad llega la luz.
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