viernes, enero 28, 2022

Y aunque aun no decida el título

Hablando del tema por excelencia, sin saber por donde comenzar, vaya sin tener ni un título claro, y es que hablamos aquello que inspira películas, poemas, hermosas canciones y grandes esperanzas. La emoción humana por excelencia, aquella que por más que la experimentemos nunca será suficiente aunque a veces se demuestre tan poco, aunque de pronto la demos por sentada.

Y de que hablo, porque me estoy yendo por las ramas, porque aunque lo puedo sentir y experimentar, es tan complicado hablar de algo que no se entiende del todo, que en ocasiones me lleva a la más prístina felicidad y a veces me hace derramar incontables lágrimas, la razón para permanecer a pesar de todo, o simplemente para seguir andando en dirección opuesta.

El amor, la fuerza y emoción más poderosa del universo, la que da el movimiento al mundo, razón para crear y para destruir y todo aquello que se hace en nombre del amor. Amor pasional, amor fraternal, amor incondicional, porque es tan vasto que tenemos que acotarlo para intentar definirlo, para intentar enmarcarlo y hacerlo más nuestro a pesar de que sea nuestra misma esencia.

Amor, amor, amor, dos silabas que acompasadas generan infinitas letras, tremendos arrebatos, llamas eternas, batallas enteras por conquistarlo y fortalezas impenetrables para contenerlo. De ese amor filosófico que hablamos, que nos embelesa y consume, que nos transporta y nos hace vivir.

Que más decir si se puede decir todo y nada, si podemos componer entelequias interminables, si podemos volvernos seres imparables por dar y demostrar amor.

No hay comentarios.: