El día de hoy tuve una junta estratégica con mi cliente y se reiteró la necesidad de hacer seguimiento de las acciones que se tienen por resolver, porque nuevamente, al atender solo las cosas urgentes se pierde de vista aquello que siendo importante y no urgente debería atenderse pero se va dejando para después y después y en ocasiones no se hace.
Y el principal problema es que el valor percibido de lo no urgente siempre es complicado de ver, porque definitivamente el entregar una propuesta a un cliente existente parece tener retornos prácticamente inmediatos sobre la inversión, mientras que conceptualizar un proyecto nuevo puede tardar años en rendir frutos.
Sin embargo, el dejar de atender esas actividades estratégicas no nos permite crecer y avanzar al cumplimiento del objetivo general, estamos demasiado ocupados conduciendo como para poder llenar el tanque de gasolina, en algún punto debemos detenernos e invertir tiempo en aquello que aunque parece un despropósito puede traer muchos beneficios a mediano y largo plazo.
Una vez que hacemos de lo importante y no urgente una prioridad podemos comenzar a estar más tranquilos y ser más efectivos en las tareas del día a día, evitando que muchas cosas se vuelvan urgentes y haciendo más eficiente el uso del tiempo.
Momento de reflexión ¿La mayor parte del tiempo te la pasas apagando incendios o sembrando para el futuro?
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